Por Carla Olivares Cariaga
ONG Amaranta
Tras la finalización del 25 Festival de Cine de Valdivia, transcurrido entre el 8 al 14 de octubre, y tras ver más de 20 films, en donde más de 10 de estos eran de cineastas mujeres, puedo expresar una enorme satisfacción como espectadora y como mujer. Las temáticas, los diálogos (guiones), los roles femeninos en posiciones principales y las producciones, exhibían un cine del que muy poco sabíamos y con una mirada completamente distinta.
Recordemos que, en la cinematografía, el trabajo de la mujer jamás fue destacado, limitando su labor a un mero objeto de goce masculino. Recién en esta última década, es posible visibilizar su real protagonismo que es de gran valor simbólico, estético y además necesario, por los diversos enfoques que presenta, dado el urgente cambio social que estamos viviendo. Y el FIC Valdivia 2018 es un ejemplo de esto.
Este evento contemplaba 5 categorías en competencia: selección oficial largometraje internacional; selección largometraje chileno; selección oficial largometraje juvenil internacional; selección oficial cortometraje latinoamericano; y selección oficial cortometraje infantil latinoamericano. Entre estas, se encontraban 10 películas en las que tanto su dirección como su producción, están a cargo de cineastas mujeres. Te invitamos a conocerlas, verlas y a exigir que se exhiban en los cines y espacios culturales de tu ciudad:
1.- «Familia Sumergida» (2018) de la directora argentina María Alché: Nos revela el mundo de Marcela, y cómo este se va volviendo cada vez más extrañamente íntimo luego de la muerte de su hermana. Tanto su interioridad como la relación con su familia van cursando un trance entre la realidad y lo onírico. La protagonista, siendo madre, hermana, esposa y mujer, va aprendiendo a convivir tanto con el medio como con sus propios deseos, permitiéndose el goce personal y físico.
2.- “Casanovagen” (2018) de la directora alemana Luise Donschen: nos propone como tema central la idea del deseo a partir de una variedad de cuadros estéticos muy sensitivos. Entre estos deseos están contemplados: El cuerpo como corporalidad que desea y siente; el amor espiritual; la inocencia de niños jugando; la ciencia y el deseo del saber; la actuación; la música; los orgasmos; la danza de un ave; En pocas palabras Casanovagen nos exhibe las distintas formas del deseo.
3.- “Our house” (2018), ópera prima de la directora japonesa Yui Kiyohara: En este film se narran dos historias de cuatro mujeres, las que comparten una misma casa en tiempos paralelos. Es la historia de Seri y su madre; y en análogo la historia de Toko y Sana. A través de diferentes matices, sensibilidades, colores y sentimientos estas cuatro mujeres nos proponen un mundo bello y femenino, pero también oscuro y onírico.
4.- “Ainhoa, yo no soy esa” (2018), cuarto film de la directora chilena Carolina Astudillo Muñoz que actualmente se radica en España: Esta película nos relata a través de su diario de vida, grabaciones familiares, fotografías, audios de llamadas y otros, la vida de Ainhoa. La historia se centra en esta joven (niña, hija y hermana también) que se presenta íntimamente distinta a la que conocieron sus familiares y amigos luego de su suicidio. En cuanto al trabajo fílmico, se propone un reconocimiento y visibilización de literaturas de escritoras que se enfocaron en retratar sus memorias y diarios de vida para así contarnos sus pensamientos más íntimos, angustias secretas y deseos ocultos.
Es importante comentar que estas narraciones proponen contar variadas vidas particulares y que cada una devela temáticas relacionadas con las experiencias personales de mujeres que no suelen ser las protagonistas, y cómo estas vivencias confluyen todas en un mismo punto, mostrar/nos, ya sea en relación con el medio social, cercano o personal.
5.- “Cielo de agua” (2018), película de las directoras y hermanas Margarita Poseck y Eugenia Poseck: Su film contextualizado a comienzos de siglo XX en los bosques y tierras del sur de Chile, narra la historia de una niña que a veces adolescente, a veces adulta, crea lazos amorosos que no le son permitidos dada su brecha social y cultural. En esta obra las hermanas directoras y productoras relatan a través de expresiones teatrales, estéticas, con protagonistas mujeres y diversos sentimientos-que la normalidad masculina no permite-, una visión del cine hecho por mujeres y que visibiliza aquello que antes el cine industrial no quiso mostrar. De ese modo se representa a aquella mujer que por muchos años estuvo silenciada, junto con sus sentimientos y pensamientos, y que casi al término de su vida puede al fin expresar su historia gracias al cine.
6.- “Una vez la noche” (2018) de la directora chilena Antonia Rossi: es un film que a través de ilustraciones y sonidos de variadas estéticas y colores narra cuatro historias que van fluyendo entre sus recuerdos; sueños nocturnos; pensamientos reales, conscientes e inconscientes; y sus relaciones con otras personas, además cómo todos estos eventos marcan sus vidas desde que ocurrieron a la posteridad. La película ahonda en los pensamientos más íntimos y profundos de personajes típicamente corrientes pero singulares e interiormente complejos.
7.- “Vivir allí no es el infierno, es el fuego del desierto. La plenitud de la vida, que quedó ahí como un árbol “(2018), ópera prima de la directora chilena Javiera Véliz Fajardo: A través de un paisaje árido en donde el viento, los pájaros, los animales, la falta de agua y los árboles, el film nos va sugiriendo la posibilidad de la contemplación y la observación del sentir, y del disfrute como algo estético y vívido. Los humanos en esta película no son los protagonistas, sino es el propio entorno natural el que va narrando la historia.
8.- “Amiko” (2017), la ópera prima de la directora japonesa Yoko Yamanaka: En pocas palabras, Amiko es una chica de 16 años que se obsesiona con un joven de su escuela. A su vez, haciendo uso de destacados cuadros estéticos que van variando a lo largo de la narración, el/la espectador/a se va encantando por la historia, por sus escenas graciosas, por sus ironías constantes y por la personalidad cautivadora de Amiko. La pregunta que surge luego de ver este film: ¿Quién no ha sido Amiko, alguna vez en su vida?
Destacar que la directora realizó esta película con sus propios ahorros a la edad de 19 años, por lo que es realmente una obra cinematográfica de una artista prodigia.
9.- “The best thing you can do with your life (2018), cuarta obra de la cineasta tailandesa-alemana-mexicana, Zita Erffa: Esta cinta, nos introduce al íntimo sentir de enojo de una hermana con su único hermano quien, cumplida la mayoría de edad, decide unirse a los legionarios de Cristo. En este claustro religioso su hermano sólo puede ser visitado una vez al año y sus superiores incluso leen su correspondencia. El filme muestra cómo viven, rezan, comen, rezan, estudian, rezan, continuamente durante años todos los integrantes de esta secta. Pero además, la película denuncia a Marcial Maciel, el fundador de esta congregación, por los abusos sexuales a menores de edad ocurridos durante muchos años y que quedaron en silencio incluso por los propios familiares de estos menores.
La historia está narrada en primera persona, por la propia hermana del protagonista, quien se pregunta constantemente: ¿Por qué mi hermano los eligió a ellos como su nueva familia? Este trabajo cinematográfico es de cierta forma la respuesta a esta cuestionante de una hermana que pierde a su hermano por la religión.
10.- Finalmente, y como film ganador de la categoría juvenil está “Primas” (2017) de la directora argentina Laura Bari que actualmente radica en Montreal: Un relato íntimo y crudo de dos adolescentes argentinas – ambas primas: Rocío y Aldana- que tras haber sido abusadas sexualmente durante su infancia logran, a través de esta película, y casi como un acto de resiliencia artística, enfrentar estos hechos y liberarse de aquello que las atormentaba. La culpa y el miedo son sentimientos que las dos compartían, pero tras narrar sus brutales experiencias y exteriorizarlas, logran de alguna forma expulsarlos y sanarse de ellos a través del baile, la mímica, el teatro, el circo y las artes visuales, donde movilizan su cuerpo y su mente como acto de sanación y resiliencia física y mental,-y dar paso así de la niñez a la juventud-.
Posterior a la exhibición de esta película en el festival de cine de Valdivia, precisamente en el foro cine, la directora Laura Bari confiesa que un director extranjero le comentó en algún momento que él como hombre no podría haberlo realizado, pues las violaciones o abusos sexuales son una grave problemática con que las mujeres debemos lidiar en esta sociedad abusadora y machista.
Vivimos en una sociedad que por muchos años ha estado dominada por actos y pensamientos machistas, y del mismo modo el arte fue reflejo/representación de ello. Pero hace casi 100 años, y de forma lenta y pausadamente, el feminismo ha intentado cambiar esta desigual manera de vivir, pensar y sentir, a través de la literatura, la poesía, la danza, la música y las artes plásticas en general. Es por eso que hoy el cine se convierte en el gran mediador de expresiones humanas y que viene a jugar un papel fundamental en este acto de mostrar y narrar lo que estaba oculto.
Dado que se nos han imperado siempre con roles, comportamientos y pensamientos según el género que se nos ha impuesto desde nacimiento, hemos aprendido y tenido que hacernos cargo de ellos obligatoriamente. Pero hoy, como mujeres que hace más de un siglo, y con conciencia de ser siempre las secundarias de las historias- dedicadas a observar y actuar con inteligencia-, hemos sacado ventaja de estas imposiciones, pues además de sentir íntima y pacíficamente, hemos aprendido a compartir sin miedos nuestros pensamientos y sentimientos de variadas formas y expresiones.
En esta última versión del Festival de Cine de Valdivia hemos sido testigos de este empoderamiento artístico para deleitar, expresar, sensibilizar y concientizar lo que el cine de antes no había hecho.