Brandon Andrew Clark era un joven estadounidense de 21 años como cualquier otro: había salido de la escuela, tenía planes para su futuro, una familia y amigos. Hasta que la noche del 14 de julio, apuñaló y propinó heridas mortales en el cuello y garganta a una joven instagramer de 17 años, llamada Bianca, luego de que ella rechazara -nuevamente- sus avances sexuales.

Junto a esto, posteó las fotos de su cuerpo mutilado en 4Chan, Discord e Instagram y luego, intentó suicidarse, manteniéndose en condición crítica hasta hoy, aunque se cree que sobrevivirá con cirugía. «Disculpa, folladores, pero van a tener que encontrar a alguien más para orbitar», escribió bajo una foto de violencia extremadamente gráfica. «Orbitar» es el verbo con el cual se define a los hombres que rondan a mujeres, generalmente jóvenes o consideradas bonitas, con la esperanza de conseguir sexo a cambio.

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Uno de los tantos tuits que culpan a la víctima de lo ocurrido.

Desde entonces, las fotografías del asesinato de Bianca se han viralizado, los foros Incels (célibes involuntarios) han festinado con su muerte y han surgido una serie de comentarios que culpan a Bianca de lo ocurrido por «manipular a hombres y permitir que la orbitaran, sin darles sexo a cambio» o por haberse reunido con Brandon, a pesar de sus continuos mensajes insistentes y amenazantes. Pero, como aclaró una de las hermanas de Bianca en un post público, Brandon no solo era un usuario o acechador de redes sociales: era cercano a su familia y Bianca lo conocía hace tiempo y por eso ella aceptó que la llevara en auto a un concierto, la noche en que decidió matarla.

Brandon es un ejemplo sobre cómo la educación sexista y la masculinidad tóxica pueden acabar en un caso tan horroroso de violencia de género. En una serie de mensajes que le enviaba -y que también han sido difundidos- él se autodefinía como un «chico bueno» y como «un verdadero amigo» que «realmente se preocupaba por ella» y como «el tipo de chico que conoce tus secretos, como el tipo de champú que usas (…) y que sabe estar involucrado en una relación»; ella, en cambio, por negarse a tener una relación sentimental o tener sexo con él, era una «perra narcisista» y «una mujer que solo buscaba atención».

DNbLy6wV4AAkfqa.jpg largeNos encontramos en una sociedad tan desigual y machista, donde se crían hombres como Brandon, que aprenden a ver a las mujeres como como objetos para usar y desechar; como máquinas a las cuales, si les insertas muchos «favores», deberían entregar sexo; pero jamás como seres humanos iguales. En este contexto, la violencia de género se transvasa a la Internet y, en medio de la anonimato, la distancia física y la enorme cantidad de usuarios, se amplifica. Si a esto se suma el vacío legal en la cual se mueven los foros violentos y sus usuarios, obtenemos un problema profundísimo, al cual negamos mirar directamente como sociedad. Preferimos pensar que son casos aislados o que son «enfermos», aunque distintos estudios muestran que poco tienen que ver las enfermedades psicológicas con este tipo de violencia.

Bianca-Devins-murderBianca tenía apenas 17 años, se había graduado recién de educación secundaria, quería estudiar Psicología en una universidad comunitaria y trabajaba como modelo y e-girl en redes sociales (las e-girls son mujeres jóvenes que utilizan las redes para subir fotos de estilo emo y también, contenidos sobre animé y videojuegos). Si continuamos con esta educación sexista, donde desde la primera infancia se enseña a ver las diferencias entre hombres y mujeres, antes que sus similitudes; si la publicidad, los medios, la escuela -y la sociedad en general- continúan manteniendo la mirada inferiorizante a las mujeres, el resultado no es tan difícil de prever: la violencia de género continuará siendo un problema tan histórico, como mundial, que seguirá cobrando vidas de niñas, jóvenes y mujeres a diario.

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