Por Consuelo Herrera

El mundo del trabajo ha estado marcado por una historia presidida por continuas transformaciones que, sobre todo en los últimos años, han tenido importantes consecuencias dentro de la vida de las y los trabajadoras/es.

1524652205-100995094gettyimages-628507194El sector terciario en la economía de nuestro país, marcado por una fuerte feminización (tanto a nivel numérico de mujeres, como así también por las características que posee)[1] ha sido una de las áreas con mayor avance, ya que son cada vez más las personas que se desempeñan dentro del rubro de servicios, lo que evidencia los cambios que hoy predominan. Un ejemplo de ello se da en el caso de las jornadas y funciones que llevan a cabo dentro de las empresas, ya que con la llamada “polifuncionalidad” establecida en la mayoría de los contratos actuales (y requisitos en el caso de no existir un contrato como tal), se muestra en que son cada vez más las personas las que ejecutan una gran cantidad de labores dentro de su trabajo, sin mayor seguridad ni tampoco con las condiciones mínimas para realizarlas de manera óptima. En el caso de las jornadas, éstas suelen ser extenuantes (con la reforma laboral del año 2016 podrían llegar a extenderse incluso hasta 12 horas diarias), de carácter rotativo y sumado a ello, existen varios autores/as, que plantean que el trabajo actual perdió sus fronteras y es por eso que hoy nuestra propia vida se encuentra al servicio del trabajo.

Por otro lado, las condiciones de flexibilización y precarización, parecen ser las principales características definitorias que hoy ilustran la situación del mundo del trabajo, tanto en nuestro país, como así también a nivel mundial. Esto puede ejemplificarse con los bajos sueldos (como es el caso del sueldo mínimo, que tiende a ser el sueldo promedio de las/os trabajadoras/es del retail), la subcontratación, la poca capacidad de incidencia de las/os trabajadoras/es dentro de las decisiones de la empresa, etc., lo que se desemboca en una precarización de su propia vida, ya que existen una serie de dificultades que limitan y anulan la realización de él/la trabajador/a dentro de su puesto laboral.

multimujer-500x500Así también, uno de los elementos que se plantean dentro de mi investigación, es el papel que cumple el trabajo reproductivo, doméstico y de crianza, junto con el de cuidados, como elementos que se encuentran dentro del circuito del valor y que además definen y/o delimitan la vida de las trabajadoras, ya que son ellas quienes son las que se hacen cargo de sus familias y hogares, junto con realizar prácticamente la totalidad de las tareas domésticas, donde además se suman las labores de cuidado, asociadas por ejemplo a adultas/os mayores, personas en situación de discapacidad, niñas/os en la primera infancia, etc.

lider11.jpgEs en este marco que se reconoce la labor de las dirigentes sindicales que hoy se desempeñan a nivel organizativo, ya que su rol, el que puede ser definido como un trabajo voluntario para la comunidad,  también requiere una gran cantidad de tiempo y energía y el que es realizado con el único fin de aportar al mejoramiento de las condiciones laborales y de vida de sus compañeras/os, lo que se ve enfrentado a las jornadas de trabajo remunerado definidas ya previamente y así también las de trabajo no remunerado, generando una dificultad para equilibrar sus tareas. Pero esto no es un impedimento, ya que las cifras de sindicalismo femenino en nuestro país, cada vez ascienden con mayor fuerza y han podido ralentizar la baja afiliación sindical que actualmente prima.

Es por lo anterior que, analizar la manera en la que ellas enfrentan y concilian cada una de las labores dentro de lo denominado como la “triple jornada laboral”, fue el objetivo principal de mi investigación de tesis de pregrado, ya que se esperó que desde el análisis de sus propias experiencias y visiones, pudiesen adquirir herramientas para seguir enfrentándose y aportando tanto al sindicalismo, como así también abrirse al ejercicio de repensar el mundo del trabajo. Esto va de la mano de la necesaria problematización y reflexión de las condiciones laborales actuales a la que el sector terciario se enfrenta y que es necesario poder posicionar como un tema a trabajar, tanto desde ellas, como así también por toda la sociedad en su conjunto.

La academia debe poner a disposición de la comunidad las diversas herramientas que posee y sobre todo, debe abrirse a generar conocimiento que sea útil a los diferentes territorios, organizaciones y espacios que hoy existen dentro de nuestra región, para que así la educación deje de pertenecer a la elite y pase a ser un elemento que sirva para potenciar las diferentes iniciativas que se han ido generado, dejando de lado el enfrascamiento que ha venido dando desde la década de los 90s y que incluso ha desembocado en investigaciones que son generadas para quienes ya tienen el poder económico, político y social, parte de ésta apuesta investigativa es romper con esa línea y trabajar de manera conjunta con quienes se han ido abriendo camino, como lo son las sindicalistas.

[1] Kries, 2017