(…) No quiero intimar
Estoy congelada, aplanada
Ni lúcida ni psicótica
Ni dormida ni despierta
Estoy como están las rocas, ahí…
No quiero
tirar, coger, follar, culiar, copular,
Tener relaciones sexuales
No quiero intimar
No quiero contigo, ni con nadie
Me molesta sentir el calor de tu piel (…)
Anotaciones sobre la locura
El sábado 3 de agosto en el marco de la Feria del libro de invierno y encuentro con la escritura organizada por Taller del Libro, se lanzó el segundo libro de la escritora y loca política Elisa Monti, Anotaciones sobre la locura.
La locura es un inconstante torbellino. Es, para el imaginario contemporáneo, un vuelo incognoscible, absolutamente incompatible con el mundo limitado, cerrado, conocido y normado. En esos vientos bruscos y sin sentidos se inscribe y proyecta Anotaciones sobre la locura.
Los múltiples textos que componen esta pieza son esencialmente testimoniales; entre sus líneas se cruzan, distancian y reivindican las conciencias disidentes, feministas y críticas de lo que se suele representar como locura.
Anotaciones sobre la locura son los modos de sentir, amar, negar y habitar de una loca que nace y renace en un territorio inquietante cuyos tránsitos son variados, inconexos e inesperados. Es la narración, en diversas claves literarias, de las experiencias de una niña, joven y adulta loca que observa y piensa sus sentires y miserias; que repudia la familiaridad; que sobrevivió a la violencia del manicomio y las cárceles estatales del Sename; que deambula por una ciudad inhóspita y contradictoriamente amable, en efecto, son las aventuras y desventuras de una mujer exiliada del pueblo, de la clase trabajadora y hasta de los círculos feministas hegemónicos.
Anotaciones sobre la locura no es una escritura lineal, sino oblicua. Sus pasajes son crudos, enternecedores y tristes, aunque también contestatarios y otros tantos contradictorios:
(…) Carajo, yo camino, corro, salto, voy rápido, no babeo, no me deshace la sal ¿qué me deshace? ¿Qué me detiene? ¿Qué me desacelera? No lo haría público. Quiero esconderme… Voy a esconderme, nadie sabrá ni verá. Abriré los ojos en medio de mi oscuro refugio y sentiré placer de veros a todos desde ahí, yo oculto, en silencio o tal vez no, es posible que hasta grite y ustedes en tanto me verán escribiendo, corriendo (…)
Anotaciones sobre la locura es una puñalada en el corazón de ese orden impuesto que odiamos desde nuestras entrañas, una puñalada surgida de aquellos intersticios en donde el rupturismo brota y fluye. Y estas des-normalidades, Elisa Monti, las retrata poéticamente a lo largo de su texto en distintas temporalidades y espacios desde un yo en contacto consigo misma y en pugna con las instituciones y sujetos que fusionan su autoridad de cuidado con el ejercicio de violencia: la familia tradicional, el estado capitalista, patriarcal, capacitista, las proxenetas, los psiquiatras y los psicólogos.
Anotaciones sobre la locura son relatos que se rehúsan a la domesticación del dolor, de la emoción, de la pasión y del deseo, o a los desenlaces que sostienen que la politización de la locura nos convertirá en ciudadanas cuerdas y con derechos que comprendieron las maquiavélicas estrategias de la psiquiatría heteropatriarcal y colonialista y su aliada industria farmacéutica.
Al revés, Elisa, se deslinda de los llamados desesperados de inclusión que persiguen una relación de empatía con la sociedad. Es, sin lugar a duda, tal como lo plantea su autora, un texto dedicado a todas nosotras: a las locas que estamos viviendo, a las que estamos encerradas, a las medicalizadas, a las estigmatizadas, a las que se les niega su modo de habitar, la posibilidad de maternar, abortar, amar, soñar, sentir la rabia y pena e incluso a los silencios y soledades.
Su escritura es intensa, dolorosa y humana. Es sincera en el actual contexto de medicalización de la vida y de adormecimiento social como principal motor en la era de lo instantáneo y fugaz y de la necesidad imperiosa de cultivar cuerpos dóciles y perfectos para producir, para vivir y para recibir y dar placeres.
Su abordaje de lo íntimo y subjetivo en un grito de disidencia de la existencia loca:
(…) Estamos eufóricas
Tristes y enojadas.
Íntegras, que no es igual que no quebradas
Íntegras, que no es igual que no disociadas.
Soy la mejor versión de mi madre,
La peor versión de mi furia
Y la más tierna niña de cinco años
Que nunca fuimos (…)
El libro es lo oblicuo de la vida, es un cuerpo textual que construye territorios de locuras en la marginalidad, pobreza y en la negación, porque estas locuras son conflictivas y rebeldes que no idealizan vivencias. Son locuras incómodas que no pretenden superarse ni menos curarse:
(…) Es un sueño, todo indica que lo es. Salir sin esfuerzo y por fin de aquel laberinto casi en medio de una plaza frente un block de departamentos en pleno mediodía donde juegan unos niños con sus familias ¿pasé la noche recorriendo aquel túnel cada vez más y más angosto? un edificio normal de la periferia, los juegos pencas y rayados como los de la periferia. La rueda y la risa de los niños, las voces de las gentes que ni se inmuta al verme salir de un agujero en la tierra. Me volteo y, a poca distancia, se ve el humo de chimenea proveniente de la casa de los caníbales, incluso oigo ladrar a los perros, la gente imperturbable, como un cuadro vivo, al frente más bosque y emprender la huida, divisar edificios de ciudad, la idea de estar pronta a salvo. Un sueño poco original, dirigido por un director poco original, escrita por una guionista poco original del lamentable cine de terror norteamericano. Cruzar la carretera y encontrarme de frente a la cana, me reducen, los palos, me vuelven a encerrar y vuelvo a huir (…)
Sus líneas son caóticas e intensamente desobedientes, aunque también, son un manifiesto para nosotras, todas nosotras; las locas políticas y las despolitizadas, aunque entre nosotras no existen esas fronteras.
(…) Defiendo con garras la que ella es, la que todas ellas tienen derecho a ser y no las dejan y, entonces, les meten corriente en el cerebro para que no sean. Por ellas escribo entre lágrimas y mocos y fumo cigarros como la loca que soy, como loca angustiada porque las necesito afuera, libres de su confinamiento. Sin ellas una parte de mí no es libre, sin ellas no podemos escribir la historia, porque faltamos las locas (…)
Elisa, posiciona la locura como:
(…) Una subjetividad e identidad de ser/vivir y habitar en las ciudades (…)
Este es un ejercicio testimonial y de memorias para nosotras las locas y marginadas confinadas a los manicomios y los manicomios químicos.
La autora
Elisa Monti, es escritora y loca política, eso quiere decir que está por la defensa de los derechos de las personas catalogadas por la psiquiatría como locas. Participa de la colectiva feminista de usuarias y ex usuarias de la salud mental “No es lo mismo ser loca que loco”. Es conductora del espacio radial Ni tan sola en el que habla de amor, locura y series. En la actualidad dirige un cortometraje que se basa en el relato “Las cicatrices” de su primer libro Natre. Es madre de Víctor y vive en Santiago de Chile. Vivió su infancia en Sename y lucha por la abolición de esa institución y porque se existen redes comunitarias de apoyo en la crianza y cuidados de niñas, niños y niñes.
¿Dónde puedes adquirir el libro?
En Taller del Libro ubicado en Galería Alternativa Plan B, Orompello N°658, Concepción.

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Compartimos las fotografías del lanzamiento:
Créditos: @Seba_onoseba