En abril, una de nuestras compañeras, Cecilia, asistió como expositora y tallerista a un encuentro feminista organizado por Jóvenes RedLac en Antigua, Guatemala. A raíz de los tratos explotadores y negligentes a los que fue sometida, la violencia con la que trataron a otras talleristas y participantes y la negación con la que nos respondieron a nuestras cartas, como ONG Amaranta decidimos que no volveremos a vincularnos con Jóvenes RedLac ni Elige Red.
Adjuntamos la carta que enviamos y la respuesta estándar que nos enviaron a todas las organizaciones, negando lo ocurrido:
Además, compartimos un decálogo con lo que no se debe hacer y no puede faltar en un encuentro feminista, a raíz de las reflexiones surgidas en resistencia a esos malos tratos. Lo dejamos en versión de texto y como imágenes para compartir en redes sociales.
En un encuentro feminista…





- Es más importante el autocuidado, que cumplir con absolutamente todo lo programado: Sabemos que es importante ir cumpliendo con los objetivos y actividades que se proponen para un encuentro, pero estos jamás deben estar por encima de la salud física y mental de quienes asisten. En general, se recomienda que los espacios de educación y trabajo no sobrepasen la jornada laboral ética (no más de 8 horas) y que existan espacios para descansar, pasear, comer y compartir entre compañeras/es.
- Las relaciones deben ser horizontales y no jerárquicas: Los equipos que organizan los encuentros deben garantizar los espacios para dialogar y repensar los objetivos, actividades y metodologías. No se debe trabajar desde el autoritarismo ni la imposición.
- El goce puede (y debe) estar al centro: No nos hace menos feminista querer salir a conocer el territorio, conversar con las compañeras, dormir una siesta o salir a tomarnos una cerveza. Una vez cumplida con la jornada de trabajo, debe existir el espacio para actividades de ocio, descanso y compañerismo.
- No pueden faltar la empatía y la ternura: Como ONG, Creemos que el activismo sin ternura ni amor radical, puede convertirse en un activismo poco empático y hasta violento. Escuchemos, contengamos y empaticemos con las compañeras/es, lo que expresan y sus vivencias. Esto generará espacios más sanos.
- Las metodologías de trabajo no deben ser revictimizantes: Trabajar en torno a temas tan complejos como la violencia de género requiere de metodologías adecuadas, ojalá revisadas por trabajadoras o estudiantes del área de la salud mental.
- Debemos conectar con el territorio que visitamos: Si un encuentro se realiza en un territorio físico en particular, es importante que existan actividades que nos permitan conectar con este y contar con expositoras/es del lugar. En caso contrario, estaríamos trabajando dentro de una burbuja y hasta cayendo en prácticas extractivistas.
- Deben existir protocolos que garanticen la seguridad física de las y les asistentes: Ser activista en Latinoamérica conlleva riesgos. Es por ello que es importante dialogar en torno a los riesgos de seguridad a la que nos exponemos en un encuentro o cierto territorio y buscar las mejores estrategias para abordarlo, de manera de garantizar la seguridad y/o contar con planes para abordarlo.
- No se deben repetir los tratos autoritarios y patriarcales con los que nos criamos: Gritar, maltratar, mentir, negar y mandar son acciones que jamás deben ocurrir en nuestros espacios feministas y de activismos.